Una espectacular cueva viva ha ganado la undécima edición de los Premios Vida, que reconocen las mejores obras de técnicas y conceptos de vida artificial.
Una espectacular cueva viva ha ganado la undécima edición de los Premios Vida, que reconocen las mejores obras de técnicas y conceptos de vida artificial.
El hilozoísmo, una concepción filosófica que considera la materia como algo vivo, inspira Hylozoic Soil, del canadiense Philip Beesley, una asombrosa cueva luminosa formada por helechos y estalactitas de acrílico, látex, metal y láser, que tiemblan y se estremecen al paso de los visitantes, acariciándoles y envolviéndoles. Con el objetivo de reconciliar procesos naturales y mundos artificiales y eliminar los confines entre el entorno y el organismo, Philip Beesley utiliza materiales reactivos y membranas reflexivas, formadas por una red de sensores distribuidos, activados por docenas de microprocesadores, que genera oleadas de movimientos en respuestas a la presencia de los humanos.
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