domingo, 22 de marzo de 2009
La "gran hermano" Jade a la que salvó el cáncer
Tras los numerosos horrores con los que nos sorprende cada día la televisión hoy más que indignación nos ha traído sobrecogimiento y desconcierto. Jade ha muerto, tranquila, en silencio, en casa, sin fotógrafos, en sueños. Hoy todo el coraje contrapuesto que había venido suscitando por sus provocadoras actuaciones se ha disuelto. Se destapó el efecto mortífero de su enfermedad y todo quedó en silencio. La puerta de su casa se vistió de flores. Su marido, incrédulo y delincuente, tiene ahora una oportunidad de reconducirse y dar sentido a su vida. Todo el entorno de Jade Goody a partir de hoy se recoloca. Nada puede ser ya lo de antes. La vida se ha cobrado un alto precio hasta llegar a ser poesía. Sus allegados tendrán que estar a la altura de los guiones cinematográficos. No pueden irse las ilusiones por la puerta de servicio.
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