miércoles, 15 de julio de 2009

El sentido de la fiesta, de las fiestas, de todas las fiestas, de San Fermín

Llegó San Fermín y con ellas, con las fiestas de San fermín, llega también la reflexión personal sobre el sentido de la fiesta tal y como en estos momentos está concebida. Quienes participan dicen que es para pasarselo bien, que en la fiesta te lo pasas bien y hay que creerles. Los ingredientes son gente, mucha gente, alcohol, música, emociones, y complicidad entre unos y otros. Es lo que entiendo que une a todas las fiestas. Varía entre unas y otras el tipo de emoción, o el motor de la misma. En unas la emoción viene prestada por un toro que se convierte en el animador. En otras es el esfuerzo y el fuego como en las Fallas, los retos absurdos, premio a quien coma más albondiguillas, a quien beba más cervezas, a quien llege el primero cargado con su pareja,...El dominador es el instante. Imposible pensar en el pasado o en el futuro. Es la máxima expresión del carpe diem.

Sin embargo en una sociedad moderno con enormes posibilidades para disfrutar del tiempo, para realizarse personalmente en el desempeño de un trabajo, el sentido y el sentimiento de fiesta puede y debe ser constante. No es lógico que la fiesta se concentre en unos días de descontrol y que este sea el camino para alcanzar la satisfacción personal: qué bien que nos lo hemos pasado.

En fin, es verano y llegó San Fermín, los cuernos se llevaron la vida de quien estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado y todos con resignación entienden que ese es el precio de la felicidad. Siempre alguien tiene que morir para que los demás entiendan que la vida es efimera y que merece la pena celebrar el milagro.

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